657M

El metal de aportación perteneciente a esta clasificación está específicamente diseñado para el recubrimiento de materiales ferrosos destinados a aplicaciones de alta temperatura y para la soldadura homogénea de aleaciones níquel-cromo-hierro con acero, mediante los procesos GTAW y GMAW. Las soldaduras resultantes ofrecen una resistencia excelente a la oxidación a altas temperaturas, así como a la carburación y sulfuración. Este producto es particularmente adecuado para su uso en intercambiadores de calor, tuberías, recipientes y evaporadores en sectores como el offshore, marino, químico, petroquímico e ingeniería energética. El hilo DAIKO 657M se aplica en una amplia gama de componentes para hornos y calderas de petróleo, tales como placas tubulares, soportes para tubos y espaciadores utilizados en barcos, centrales eléctricas, refinerías e instalaciones petroquímicas.

La composición nominal (wt. %) del metal de aporte de esta clasificación es 60 Ni, 37.5 Cr, 0.95 Al, y 0.6 Nb más Ta.

Austenítico.

Para revestimientos de materiales ferrosos utilizados en aplicaciones de alta temperatura, y la soldadura de aleaciones de níquel-cromo-hierro consigo mismas y con aceros.

• ASTM: B163, B166, B167, B168
• UNS: N06690, N08810
• PROPRIETARY: Incoloy® 671 (Special Metals), Incoloy® 800H (Special Metals)

Antes de proceder a la soldadura o al calentamiento de cualquier aleación a base de níquel, es fundamental limpiar cuidadosamente el metal base. Componentes como aceite, grasa, pintura, lubricantes, grafito de lápices de marcado, materiales para indicar la temperatura y compuestos para roscado, a menudo contienen azufre o plomo que, si están presentes durante los procesos de soldadura o calentamiento, pueden causar grietas o fragilización del metal base o del metal de aporte. No es necesario precalentar las aleaciones de níquel, salvo llevar el metal en la zona a soldar a temperatura ambiente o a una temperatura típica del taller para evitar la condensación de humedad. Es esencial mantener un aporte térmico bajo, máximo 1,5 kJ/mm, junto con una temperatura de interpaso no superior a 150 °C. En la mayoría de los casos, las aleaciones de níquel en solución sólida no requieren un tratamiento térmico posterior a la soldadura para un servicio resistente a la corrosión. Sin embargo, las aleaciones que se endurecen por precipitación requieren un tratamiento térmico después de la soldadura para desarrollar su máxima resistencia.